Sansa Stark Tully
Se encogió de hombros risueña y arrugó la nariz sonriendo, la Septa no daba crédito al desinterés de la muchacha; reirse al fallar.
Llevaba unos días ausente, estando sin estar. Pensó, que ya le andaría cerca la llegada de la sangre de la luna y no le dio más importancia; teniendo en cuenta lo que padecía la criatura desde que se asentó en Desembarco del Rey, bastante bien estaba. Bajó la mirada a su labor y continuó hablando para nadie. "- En aquellas justas fue revelado a los 7 reinos, el valor de Ser.."
Sansa por su parte, vivía como cuando aún era verano y ella era una firme creyente de las historias de caballería que le contaba su propia Septa, cuando sus ojos suspicaces se abrían mucho. En su cabeza volvían a resonar las canciones que se había esforzado tanto en aprender de pequeña y en olvidar en los meses pasados.
Pero todo cambió en el momento en que entreabrió los ojos en la cama de la cámara de su padre y le vio a él de espaldas en la ventana, cuando se sentó a su lado, apoyó la mano en la cama y la miró sonriente.
Incluso la había cogido en sus brazos, eso no lo recordaba, pero se lo había contado su doncella y ella se lo imaginaba perfectamente. Moría ante esa imagen.
Desde entonces su cabeza no había parado ni un sólo segundo, ni siquiera le había costado recibir órdenes de Cersei o Joffrey, ni siquiera de los Capas Doradas, las había cumplido sin fatiga. Existía él, por fin existía él, cuando ya todo le decía que era mentira, que era imposible ser feliz como en una canción, él la miró, y se quedó sin aire en el pecho.
Le buscaba constantemente con la mirada allá donde estuviera. Sólo habían vuelto a hablar una vez, bueno, sólo habló él, pero no importaba. Fue cuando él vino a visitar a Myrcella a las clases de costura y a ella le dijo que su pañuelo era muy bonito y lo tocó, ¡Jaime tocó su pañuelo! y desde ese preciso instante, ella no se había vuelto a separar de él, hasta lo ponía en la almohada para dormir a su lado, se imaginaba que la tela olía como él y la rozaba con su nariz.
Soñaba, que tenían una mansión en Antigua o en cualquiera de las Ciudades Libres, lejos de todo y de todos, un sitio donde no había guerra, odios ni recuerdos. Un lugar, donde siempre fuera verano. Tendrían 5 hijos: Stannis, Victarion, Robb, Edmure y Arya. Y serían muy felices.. Y estarían dándose besos todo el rato, hasta el fin de los tiempos.
No hubiera salido de su ensimismamiento si no la hubieran zarandeado. "Chiquilla. Volved. Daos prisa, Su Majestad el Rey Joffrey quiere veros inmediatamente en sus aposentos". Myrcella la miró seria y los ojos de Sansa, acuosos y asustados, se encontraron con los de su futura cuñada un instante, antes de levantarse y salir apresurada..
Fanfic invento personal
Personajes propiedad de George RR.Martin
Cristina ropadeletras
Noviembre 2012
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