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lunes, 17 de diciembre de 2012

Jaime y Sansa. Capítulo VII



El balcón
Interior alcoba Sansa. Atardece en Desembarco del Rey

Entró haciendo el menor ruido posible, si no le hubiera parecido tan absurda la situación, se hubiera reído a carcajadas. También le frenaba, el hecho de que Myrcella y la Septa, durmieran al lado de Sansa en la hora del descanso.

Había sobornado a la doncella de siempre, la que vigilaba las puertas de los aposentos por la noche y le permitía el acceso esas veladas en las que tras un día duro en la Fortaleza, se sentaba a relajarse viéndola dormir.
Se acercó despacio a ella, agradeciendo a los 7 que estuviera en el borde del lecho; la Septa separaba a las muchachas para que no se rozaran, "- Estúpida vieja remilgada" pensó el Lord Comandante, "las arruináis la vida con cuentos y mentiras".

Cuando se agachó a menos de un centímetro de la muchacha quitó un mechón de pelo de su cara y le susurró: "- Sansita", la pequeña arrugó un poco la nariz al notar las cosquillas pero siguió dormida. Jaime volvió a coger el mechón y acarició de nuevo su pálida mejilla con él "- Sansa, eh" repitió divertido; ella se llevó la mano a la cara como espantando algo, aún en brazos de los Dioses Antiguos.
No pudo contenerse un segundo más ante esa imagen de inocencia y se acercó todo lo despacio que pudo a su boca, besó sus comisuras repetidas veces, el centro de sus labios; se quedó ahí, cerrando los ojos y repitiendo su nombre... Mientras él se perdía en sus besos, la pequeña Norteña se fue despertando; cuando hubo tomado conciencia de lo que estaba pasando, le devolvió torpe uno de ellos. Jaime abrió entonces los ojos.

Le sonrío y él la tomó de la mano, hizo un gesto para que le siguiese; la chiquilla bajó descalza del lecho y cogió su capa de lana gris con el Huargo de Invernalia bordado a la espalda. Le siguió con el corazón luchando por escapar de su garganta.

El capa la llevó hasta la terraza, desde donde dominaba la vista del aguas negras. Atrajo a la pequeña hacia si y se sentó en un banco. Un pájaro alzó el vuelo.

" - ¿Cómo estáis Lady Sansa? ¿Os siguen doliendo las rodillas?" "- Bien Mi Señor. Ya casi nada" contestó la pequeña mientras se las frotaba. Él le puso una mano encima de una de ellas.

Desde aquel beso junto a la columna se había vuelto loco deseando volver a estrecharla en sus brazos, de hecho, era tal su lujuria, que llevaba dos noches visitando a su hermana y yaciendo de un modo desesperado y casi animal con ella, para poder templar los nervios. Y su hermana tampoco se había quejado, llevaba ese par de jornadas sujetando a Joffrey con sus demencias en las audiencias; tan relajada, que incluso en algunos momentos parecía humana.

Volvió a mirarla a los ojos, se acercó a ella, subió ligeramente su vestido y besó su rodilla derecha. "- Si hago esto ¿os duele menos?" le dijo seductor. Ella asintió mientras le inundaba la emoción. Jaime de la casa Lannister, para ella el único señor de Roca Casterly besaba sus rodillas. Llena de candidez suspiró y perdió el poco aire que le quedaba dentro. Se mareó.

El comandante de la Guardia Real la sujetó con delicadeza, sonrió y comenzó a rozar su labios con los de ella, lentamente al principio y ganando en pasión al oír respirar a la pequeña de forma entrecortada. "- ¿Y así os duele menos aún?". Ella volvió a confirmar.
La cogió en sus brazos y se apretó contra su pecho frágil y pequeño. "- No paro de pensar en vos Sansa. No quiero que os rocen, no quiero si quiera que os miren... Nadie" Sin parar de besarla un segundo acarició su pelo, "- Y yo Ser, no lo puedo evitar, quiero veros todo el tiempo y sueño que... Sueño" Por un momento clavó la vista en el suelo avergonzada, él levantó su barbilla riendo y le preguntó: "¿Con qué soñáis vos mi Pajarito?"

"- ¡¿Sansa dónde estáis?!" La voz de Cersei lo llenó todo, Jaime miró a la pequeña, había palidecido, se llevó el dedo a los labios indicándola que permaneciera en silencio, ella asintió asustada ¡SANSA Por los 7 infiernos! Bramó la Reina. Sus pasos se acercaban inexorables.

En un segundo Jaime había saltado al balcón contiguo y su capa ondeando desaparecía por las puertas de los aposentos al que correspondía. Cersei entró al balcón. "- Y vos ¿Por qué no contestáis? estúpida" Miraba hacia todas partes inquisitiva. "- ¿Estáis sóla?" Sansa asintió en pánico "- Sí mi señora" "- Alteza, palomita, no lo volváis a olvidar. Llamadme Alteza" Guardó silencio un segundo, pensando. Retornó desconfiada y apretando los puños al interior, justo cuando salía la Septa.
"- Lady Sansa, ¿Cómo se os ocurre?, aquí sola y descalza en vez de estar descansando como una Dama... Acabaréis matándome de un disgusto" se arrodillo para calzarle las zapatillas "- ¿Qué hacíais?" . La pequeña se encogió de hombros sonriendo y dijo dulce "- Nada"


Continuará
...

Fanfic Jaime y Sansa
personajes y lugares propiedad de G.RR.Martin
Cristina ropadeletras
Diciembre 2012






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