El odio disfrazado de compromiso.
Hay mil cosas injustas que dan ganas de ponerse en movimiento, de luchar, de revelarse, de gritar. No todo en el mundo es bonito; pero el preciosismo en paisajes, momentos, personas, y en acciones, también existe. Hay gente tan enfadada con la vida que no es que se limite sólo a no verlo, es que además lo mata.
A lo mejor si reconocieran su existencia, tendrían que reconocer a la par que lo suyo es más con el adentro que con el afuera; eso debe asustar.
Hay tres temas (en realidad muchos más, lo que pasa es que esto no es una tesis, es un post) que me han dado que pensar en las últimas semanas:
El aborto, la muerte de la Duquesa de Alba, y los mensajes escritos en los pasos de peatones de Madrid.
En principio no tienen demasiado que ver, bueno, es indiferente, yo soy de mezclar. No obstante sí les he encontrado un punto común.
Hay quienes, amparándose en la ideología, y vistiéndola con el traje de la libertad de expresión, se dedican a soltar únicamente desprecio por la boca. A lo mejor no es justo reprocharles nada porque cada un@ da lo que tiene, y al que da lo que tiene no se le puede pedir más, no me importa. Porque de todas formas, yo también dispongo de libertad para expresarme, y digo que no me merece demasiado respeto la gente que sólo echa caca por la boca. Me voy a extender un poquito que esto ha quedado como "colgao".
El aborto. Yo siempre he estado a favor del aborto libre y gratuito sin ningún tipo de supuestos. Creo en la libertad de elección de cada mujer. En que las circunstancias y situaciones, además de los deseos de cada una, son las que mandan. Hay veces incluso que mucha gente tiene hijos que les hubiera venido mejor ni haber nacido. Además, yo siempre he pensado (porque me da la gana), que cuando un bebé no debe nacer en un sitio y se toma la "siento" siempre difícil opción de un aborto, Dios reubica ese bebé en otra tripa. Y tan pancha que me quedo. Yo no abortaría (aún con mi decisión a priori de no ser madre, no lo haría), mas nunca me creería en el derecho de decirle a nadie lo que debe hacer. Ahora bien, lees y escuchas a algunas personas decir tales barbaridades sobre los fetos, hablar con tanto desprecio, maldad, incruso frivolidad; como si fuera quitarse un grano de la cara, que a mí personalmente me dan ganas de hincharlas a hostias y llamarlas MAMARRACHAS.
Primer tema zanjado; vamos a por la Duquesa.
Ni es de mi familia, ni la voy a llorar. Es una mujer que ha muerto después de una vida larga y plena. Ha tenido posibilidades y las ha utilizado. No es una cría a la que le hayan arrancado la vida salvájemente a los quince. Por ende representa una España injusta y desigual, papapá papapá, todo lo que quieras, esto va en cada un@; pero esta noticia, lo mismo, odio entre las chichas de los ideales. Como si nacer rico te convirtiera automáticamente en un hijo de la grandísima puta sin derecho a la felicidad, y esto... Tampoco. ¿Que tú piensas que sí? Pues con tu pan te lo comas, quill@.
Vale considerar injusta la exención de impuestos (lo es), lo ocurrido con los jornaleros, que fuese taurina, todo esto, reprobable y ojalá que próximo a extinguirse. Y otra es que hables de ella como si hubiera sido la mano derecha de Hitler, o algo peor... Si lo hay, que lo mismo, siempre hay quien gane a todo.
Aunque más allá de lo que inspire su figura, también existe quien al envidiar ciertas posibilidades que no ha tenido, tira por tierra a quien las tuvo de cuna. En mi pueblo eso se llama "envidia cochina".
No la llores, haz chistes, critica su figura, su vida, pero ojo, mira de dónde vienen tus motivaciones. Y faltaría más, después haz lo que quieras.
Y por último, los pasos de cebra de Madrid. Aquí lo voy a dar todo.
En Madrid se hacen mil cosas mal, sólo hay que mirar quién nos gobierna; y muchas de las decisiones que desde aquí se toman. De ahí a negar que es una ciudad que lo peta y con mazo de cosas que se salen... "Ejque" me rio en toda tu jeta.
Tenemos de todo, pá lo bueno y pá lo malo.
Hace más o menos un mes hubo una apuesta cultural, puramente para el alma, en la ciudad. Se empezaron a escribir frases en los pasos de cebra de algunas calles. Tan chulo de ver y de leer. Pues bien, ha habido gente que le ha gustado y gente que no, guay, normal. La cosa empieza a darme palpitar en la vena del cuello cuando entre los del no, lees o escuchas catetadas como que es un símbolo del imperialismo y que habría que haber puesto, por ejemplo, a Lorca y otros mártires de la cultura del país. ¿Estamos todos locos? Que no haya una cosa que hubiera molado muchísimo, no invalida lo que hay. Supongo que les parecerá fatal porque en los pasos de cebra de sus pueblos hay boñigas de vaca súper revolucionaria, si no, no me lo explico. Y así con todo. El provincianismo mental a veces no tiene fronteras. Hay gente que opina por encima de sus posibilidades... Desde mi punto de vista, claro está.
Pues ya, casi hemos acabado. Que tenía el alma yo calentito y he decidido empezar a respetar un poquito menos a quien no respeta nunca; o lo hace de postureo revolucionaro, que es casi más triste. Sólo un poquito. Que me quiero dar ese gusto.
Hay que mirarse el culo a ver cómo está de limpio antes de hablar del de otros. Besis.
Buenas noches, y buena suerte; que dijo aquel.
ropadeletras.
Madrid. Nov 2014.