El General cruzó ambas manos sobre la mesa maziza, se apoyó en sus antebrazos, y comenzó a hablar con parsimonia.
Al final lo mismo, otra vez, un poco mejor, un poco peor, -se encogió de hombros- esto ya va en percepciones y puntos de vista. -Hizo un alto para acomodarse en el respaldo de su silla giratoria y continuó- Todo va como por ciclos.
Quisiste dejarnos clara tu postura. Lo hiciste, en eso puedes estar tranquilo. pensarías después, o no, quién sabe, que era una patada demasiado grande para nuestra, llamémosle "sociedad". Entonces, ZAS -dio un golpe en la mesa acompañando la palabra- se iluminó tu suerte, tuviste a mano otro de los instrumentos para dejarlo de señuelo, una posible coartada, tú sabrás... Pero no salió como esperabas y entonces encadenaste "acciones"... A nadie le importa ya... Está bien -sonrió sin humor-, a mí no me importa.
Te vamos a facilitar la tarea y no te vamos ni a preguntar porqué. Sal de aquí, soldado, y deja todos los galones sobre mi mesa.
Fin.
(Ilustración de Elena Idígoras)
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