Caía la tarde y corría una ligera brisa; de esas que te hacen creer, que lo único que te puede hacer vivir en Julio en Madrid, es el viento ocasional. El cesped, fresco, acogía e invitaba a arriesgarse y a mancharse los pantalones.
Unas uñas pintadas de rojo, arrancaban de forma distraía, briznas de hierba.
Sabía donde la había llevado; la M30 fluía llena de coches que por fin, comenzaba sus vacaciones y parecía huir de una ciudad, que el último año, había andado bastante cabizbaja.
Llevaban unos segundos mirándose en silencio, el deseo empezaba a jugar su particular partida de mus. La sensación de los 15 flotaba en el aire, que traía sonidos lejanos de "Leño". Todo tenía un toque vintage, todo parecía fácil, sólo y divertido...
"- Y ¿qué te decidió?"
Preguntó él.
"- ¿A qué? ¿A cortarme el flequillo?"
"- No, bueno eso si quieres también. Digo a llamarme"
Lo dijo suave, no quería arriesgar lo más mínimo algo, que olía bien desde el minuto cero.
"- Pues..."
Pensó un segundo en mentirle, pero ese instante bastó para darse cuenta, del agotamiento que le suponía, tener treintaitantos años y jugar a un juego antiguo de "secretos y mentiras", que por otra parte, jamás ni le había gustado, ni se le había dado bien.
"- ¿Quieres la verdad?"
"- Claro" - contestó él -
Ella escudriñó sus ojos en busca de miedo, pero no lo encontró; cuando más, una ligera y divertida sorpresa; eso la gustó. Además, a ella siempre se le había dado bien sorprender.
"- Esto... Pues resulta que hace algunos meses, rompí una relación con alguién, me costó la vida y un poco de salud, pero ya pasó. Desde entonces he tenido algún escarceo con un viejo amigo, pero eso, como no es nuevo; está bien, pero no cuenta.
Así que cuando Candela me dijo que te conocía desde la infancia y que eras muy simpático y muy divertido pensé:
"Dale un toque niña"; ¿qué puedes perder?, como mucho el rato, pero si quedáis y os caéis bien ¿quién sabe? Hasta te puedes dar una alegría y todos tan contentos... Además que yo creo, que si no te arriesgas por miedo a los palos, te "añusgas".
Así que aquí estoy, recién depilada y viendo pasar coches por la carretera, sentada contigo, que no te conozco casi de nada"
"- Vaya. Joder. Sí que has sido sincera"
"- Lo más que he sabido. Muy bien. Ahora tú. ¿Qué te parece lo que has oído?"
"- Pues... Me parece fenomenal"
"- ¿Y tú qué piensas?"
"- Pues yo lo mismo que tú"
"- Me alegro mucho"
"- Pues si te alegras... Entonces, voy a darte un beso..." - Dijo él -
Ella asintió y sonrió... Y en ese preciso momento, cuando se acercaron el uno al otro, todo se llenó de besos y olores nuevos; de esos que saben de los mejores, porque van con ganas y sin compromiso. A su lado, comenzaron a encenderse y sonar, las primeras luciérnagas del verano.
Fín