Naima25 "El monólogo sin sonrojos"

...Debo reconocer, que yo me he hecho muy de la ¿cómo se dice esta que se murió?... "Emiguain house" esa; el día que me divorcié decidí hacerme muy puta... Y un poco yonkarra, por saber de la vida. Harta como estaba de tragar de uno solo, mal y gratis además, me lié la manta a la cabeza.

 

Aprendí marroquí, Italiano y Rumano, que el saber comunicarse ayuda y ahora me tiro a mil y les saco los cuartos. Me va mucho mejor dónde va a parar. Antes se lo gastaba mi marido todo en bares, putas, cartas, tragaperras y yo andaba siempre a la cuarta pregunta comprando y robando en el Lidl. Ahora, no me pasa... Compro y robo en el Mercadona.

 

Y eso que no soy la más guapa y tengo pelo de escombro, pero no les importa oye. La cosa es ser una golfa, y eso yo, la que más, desde chica que era ya la más guarrilla del colegio con los niños y hasta me tocaba con el profesor de ética y religión, que lo daba el mismo... Aunque a lo mejor este no cuenta, porque yo no quería y él me obligaba en el recreo.. 

 

Bah! Eso es el pasado. Os cuento mi presente que me gusta más.

El otro día le dije a uno que se quería inmolar por mi en las fiestas de Parla antes de subirnos a la Noria: "- Me lavaba tó los tangas en tus abdominales" y al tío se le puso dura y luego, me tocó una teta...  Bueno y me pegó tres restregones en un parque público y al rato me dió 100€. Pues todos tan contentos oye, que me ayudó con los libros de mis hijos y me compré para mi unas botas de taconacho de 18€ en el Primark... "Mierda en los pies" diréis, sí, pero es que nunca me ha llegado para unos zapatos del Manolo Rusti ese; que es de aquí, pero vive en nueva York con los de las películas.

 

(Inciso: La gente, se hace multimillonario y se olvida de su origen... Que yo, en cuanto me toque el sueldo Nescafé para toda la vida lo voy a hacer igual igualito; no voy a volver a hablar a mis vecinas, que me critican por ninfómana y por bajar la basura antes de las 8 de la tarde... Ni a mi madre tampoco, que no la soporto que es del Opus, viuda y pesada, pero la hablo porque me cuida a los niños cuando voy a zorrear vestida de poligonera y les lleva al colegio al día siguiente si me he pillado un trozo muy gordo y no los puedo ir a recoger.)

 

Vuelvo al nota de los tangas tras el inciso. Cuando acabamos, el pavo se fue muy desahogado y sin tener que aguantar una noche de chapa en una discoteca a una de esas que no se dejan tocar ni con un palo, y aun después de pagarle mil copas, no sabes si te la vas a poder tirar y si lo consigues, que no se lo vaya a tragar siquiera... Que por lo visto, hay mucha milindrosa para eso, con lo rico que está, "fite tú", que eso tiene proteinas y todo. En fin... Enigmas de la gente.

 

Yo 100 pavos, él relajado. Todos tan contentos, sin hacer daño a nadie como me hacía mi marido cuando subía torcido y me rompía el tabique nasal, que le tenía fijación a mi nariz, por eso, ahora que no me la parten, me pongo como las artistas. Chin pón...

 

Bueno, tampoco no he aclarado que yo ese día iba sin moco sabéis, más ciega que una cobra, que esto también hace mucho para desinhibirse en un parque con familias que vienen de montar a los niños en los cacharritos cruzando.
Pero que lo de guarra en si, no lo dejo yo ni muerta, que es mi esencia vital de hembra hoy por hoy... Que claro, lo mismo una venérea, también me hacía frenar... Pero como no es el caso ahora. Que mi ex si que me pegó unas cuantas veces ladillas de tirarse africanas de las de la carretera, que esas son igual de putas que una, pero en peores condiciones laborales las criaturas.

 

Pues no tengo mucho más que decir creo yo. Os voy a dejar. De momento, me voy a tomar un copazo y a ponerme una trosca tocha, que se me ha encendido el tigre y me ha empezado a picar la nariz...

 

 

Fin.

 

 

 

 

 

Dedicado a quien tan generosamente me contó gran parte de estas cosas y luego me dejó coser y añadir para generar y publicar el pequeño monólogo... Hay gente gloriosa... A todos los niveles. Y he aprendido un poco más, que antes de juzgar, está bien ponerse en la piel del otro, para entender sus motivaciones.