El adios
Interior estancias Jaime. Al alba.
La luz gris se filtró entre los pesados cortinajes de terciopelo granate anunciando que amanecía en la Roca. los primeros pájaros de la mañana empezaban a trinar. A pesar de que era verano hacía un frío extraño, aciago, que se le metió en el cuerpo a Cersei y le llegó a los huesos y los pulmones, supo al instante que no era un buen presagio y se cubrió con las sábanas mientras la recorría un escalofrío. Volvió la cabeza hacia su hermano que permanecía dormido con un gesto despreocupado; no podía definir que la pasaba, pero notó que comenzaba a axfisiarse, se tapó la boca con la mano para no despertarle con sus gemidos y comenzó a sollozar con el desconsuelo propio de los niños pequeños.
Cuando al cabo de un rato consiguió calmarse acercó su cuerpo al de él con cuidado, su piel emanaba ese calor que siempre la reconfortaba, la llevaba a un sitio conocido donde se sentía feliz y protegida, pero esta mañana no era así. Olvidando el sigilo le abrazó y comenzó a susurrarle al oído su nombre como si al decirlo hiciera más real todavía que estuviera allí - Jaime, Jaime, Jaime... - repitió hasta despertarlo -.
Sus ojos verdes se abrieron, grandes, hermosos, y la sonrió nada más verla, entonces se fijó en sus lágrimas.
- Ey ¿Qué le ocurre a mi niña? Shhhhh, tranquila, tranquila - la estrechó contra su pecho y comenzó a acunarla - estoy aquí Cersei, no pasa nada, deja de llorar por favor.
Oírle sólo consiguió que ella abandonara todo celo y llorase más fuerte apretándose contra él.
- Te vas a ir. Te voy a perder... No-no podemos, no tenemos destino juntos ¿es que no te das cuenta? - comenzó a apretar la mandíbula de tal modo que su mellizo creyó que se la iba a partir - Te voy a perder Jaime... Ya te he perdido.
Él sabía que ella tenía razón, quería mentirla para mantenarla a salvo del dolor pero era inútil, sabía que era verdad por más que quisiera negárselo a si mismo. Los días habían pasado rápidos y ajenos como lo hacen las jornadas de los amantes destinados a decirse adiós.
Últimamente habían buscado cada segundo para amarse a escondidas, no sólo por las noches en los aposentos de uno u otro, lo hacían en el bosque, en el acantilado, incluso una vez en las caballerizas arriesgándose a ser encontrados, en cualquier sitio; era como si no les importara nada, una locura febril les llevaba con desesperación constante.
Cersei se tumbó encima de él como hacía cada vez que acababan de hacer el amor, el miembro de Jaime se endureció al instante, ella llevó su mano hacia él y comenzó a acariciarlo, su mellizo arqueó la espalda y lanzó un gemido, pero retiró con amor los dedos de la muchacha.
- No Cer, nos queda poco tiempo juntos, prefiero abrazarte y sentirte junto a mi que acostarnos, no sé el tiempo que tenemos y no quiero hacerlo rápido, te mereces que te cuiden - ella profirió un lamento desconsolada y se fundió en sus brazos- Ya, ya - trató de apaciguarla - volveré contigo, de verdad, no sé cómo ni cuándo pero te prometo que volveré de algún modo y ya nadie podrá separarnos nunca más.
Ambos sabían que eso no era cierto, pero los dos hicieron como que se lo creían.
El sol ya había subido a lo alto del cielo cuando llamaron a la puerta. Se separaron de un salto y Cersei se escondió debajo de la cama.
- ¿Sí? - dijo él con aplomo -.
- Jaime, soy Tyrion, ¿puedo pasar?
La rubia melena de ella apareció de debajo del lecho con el gesto transido de odio. ¿Pero es que ese monstruo no les iba a dejar nunca en paz? - pensó -. Jaime la calmó con un gesto de su mano al notar su cólera y respondió.
- Pasa Tyrion - El pequeño de los Lannister entró y cerró la pesada puerta de roble con cuidado, había venido corriendo, le faltaba el resuello; reparó en Cersei pero volvió los ojos a su hermano -.
- He venido todo lo rápido que he podido, imaginaba que estábais durmiendo juntos. Padre ha ordenado que vengan a buscaros, se ha adelantado la partida a Harrenhal, sales hoy, ahora - después de decir esto agachó la cabeza - no quería que os pillaran, por si os hacían algo y todo eso.
Los mellizos se miraron un momento en silencio. Era el adios, ella salió de su escondite y se sentó ausente en una silla mientras Jaime se incorporaba y comenzaba a vestirse. Cersei clavó la vista perdida en el suelo retorciendose las manos, no quería verlo marchar, no quería darse cuenta de que su cuento de hadas se había terminado pero así era. Al cabo de lo que le parecieron nada más que unos pocos segundos él estaba preparado, se acercó a ella, levantó su barbilla con el dedo y le dió un suave beso en los labios.
- Volveré te lo juro, volveré. Créeme.
Su hermana no fue capaz de contestarle, sólo miró a sus profundos ojos y comenzó a llorar de nuevo. Jaime se incorporó y se dio la vuelta para que ella no le viera la mirada húmeda. Salió de la estancia con su hermano pequeño saltando detrás de él. Cuando se cerró la puerta y ella tomó conciencia de que probablemente no volverían a repetirse aquellos días quiso fallecer.
Las horas fueron pasando inexorables hasta que se atrevió a levantarse y salir al balcon, no hubiera podido decir cuantas fueron. Respiró todo el aire que pudo y comprendió que una parte de ella había muerto con su marcha. Se juró que nunca volvería a dolerle el corazón de aquella manera. No se lo permitiría a si misma. Jamás.
Fin.
Fanfic Jaime y Cersei
personajes y lugares propiedad de G.R.R.Martin
ropadeletras.
Abril 2013.
Gracias a tod@s los que lo hayáis leído (entero o a capítulos sueltos)
espero que os haya gustado.
Cristina ropadeletras
3 comentarios:
Un fic lleno de sentimientos, muy emotivo. Gracias por compartirlo.
Un beso grande y a por el próximo.
Me ha encantado el fic. Un cierre triste y desgarrador. Espero que en un futuro escribas más fanfic. Saludos ^^
Muchas gracias por leerlo y por comentar.
Lo he escrito con todo el amor del que disponía.
No creo que escriba más fics, pero gracias.
Un beso a ambas.
Cristina.
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