Acabo de terminar Madame Bovary, hoy justo, esta mañana y sólo puedo decir: Que tristísimo.
Yo creía que lo había leído de chica en el instituto, al empezar de hecho todo me sonaba mucho, pero a medida que avanzaba me daba cuenta de que no era así, es de esos libros que te obligaban en un momento que no era el propicio y que con el tiempo has mezclado en tu memoria. Bien, a mi a este no me obligaron.
Que pena he sentido, por todos, cada uno en su circunstancia, en su desencuentro y en su vorágine, que pena los quereres a destiempo, que ganas de que sucediera un milagro y todo fuera posible. No creí que acabase llorando, pero así ha sido. Hoy toca llorar.
Habréis comprobado quienes me leéis con asiduidad (si es que hay alguien en esa cicunstancia) que casi no escribo últimamente; mandé hace relativamente poco una cosa a un concurso, traté de iniciar (que ya he recopilado el material) un manual de dramaturgia, pero no tengo muy claro por dónde tirar. No sé que hacer y lo peor de todo es que no me importa.
Voy a parar un ratito. No sé cuanto tardaré en volver. Ahora mismo no tengo nada más que decir, y decir por decir ¿para qué?
Hasta que volvamos a olernos cyber lectores.
ropadeletras.
1 comentario:
Mucho ánimo guapa, seguro que pronto volvemos a verte por este blog. Yo lo esperaré con ganas ^^
Publicar un comentario