Vida de una reina
Robert
Jardines
Fortaleza Roja. Exterior. Día.
Guiñó
un ojo para mirar al sol, su calor era placentero, protector. En verano siempre
se veían las cosas con más ligereza. Vino a su memoria aquel último pasado en
la Roca con su hermano antes de que los separaran; suspiró, aquellos días
empezaban a diluirse en el recuerdo.
No
quiso pensar en ello. Llevaba unos días melancólica ante el regreso de Robert,
tenía ganas de llorar a menudo y era incapaz de ingerir alimentos sin sentir nauseas.
De hecho su cuerpo había dejado de admitir en modo alguno la leche de cabra.
Comenzaba a intuir lo que le pasaba, no era sólo que él volviese. Cersei no
había respetado la cuarentena, tampoco había tomado Té de la Luna en
ninguna de las ocasiones en las que se había acostado con su hermano. Era
bastante obvio lo que podía estar ocurriendo.
Fijó
la mirada en su tripa y luego en el suelo. Descubrió un pequeño pájaro muerto,
se levantó y le dio una patada para hacerlo desaparecer, era un mal augurio. Al
verlo rodar alejándose, se abrazó a si misma.
Calculó
que Jaime iría en breve a sus estancias para almorzar y se dirigió hacia allí.
Habían
pasado la semana anterior robándole horas al sueño, buscándose de forma
desesperada a cada instante, en cualquier sitio, sintiendo como heridas los
momentos en los que no podían estar acariciándose.
Esa
tarde en cuanto comieran, yacerían juntos, ella tendería a Jaime en el lecho,
se desnudaría despacio, sin hablar, después besaría su sexo y se sentaría sobre
él. Cuando su hermano la llenase con su semilla y se abrazaran aún jadeantes uno
al lado del otro, le besaría y le diría al oído que creía estar encinta. - Un
hijo de él, lo que más podía desear en el mundo -pensó alegre-.
Sin
darse cuenta y entre ensoñaciones, llegó a la puerta de sus aposentos, entró
con la sonrisa vistiendo su cara. Su gesto se congeló al contemplar las
espaldas de su marido. Al oír el ruido el rey se volvió justo para observar el
cambio de actitud de su esposa. Apretó levemente la mandíbula; no la amaba,
nunca lo había hecho, pero le contrarió ver que su esposa se alegraba tan poco
de encontrarlo allí.
- Vaya, contén tu regocijo al verme,
querida.
Fingió júbilo y se acercó a abrazarle, él apenas se movió, sus ojos albergaban una
expresión que no sabía definir, comenzó a asustarse. Robert se llenó la copa
que tenía en la mano, cogió otra de la pequeña mesita, sirvió y se la ofreció a
ella.
- Tomad.
Cersei
negó con la cabeza, la posibilidad de tener un hijo de Jaime en las entrañas
pesaba demasiado para arriesgarse. La expresión de Robert se endureció aún más.
- ¿Por qué no hablas? ¿Acaso te ha
arrancado la lengua el desconocido? ¿Rechazas el vino? Veo que han cambiado
mucho las cosas en mi ausencia –dijo con desprecio-.
Se giró para dirigirse a uno de sus
escoltas.
- Id a avisar al Matarreyes, quiero que
venga a custodiar la entrada de mis estancias. Rápido. –Sus ojos brillaron con
malicia-.
El
Guardia real salió de forma apresurada de los aposentos para cumplir el mandato
real. Cersei sintió una arcada subir por su garganta, sabía perfectamente lo
que significaba aquello. Robert quería poseerla mientras Jaime lo oía todo
desde detrás de la puerta. Alguna vez lo había hecho en el pasado, en esas
ocasiones, cuando Robert acababa y se dormía, ella lloraba la vergüenza abrazándose
las rodillas. Odiaba a ese hombre, le repugnaba que la tocara.
El
rey se dirigió al otro guardia que le acompañaba y le ordenó que esperase fuera
el relevo de su cuñado. Cuando estuvieron solos, Robert se acercó a ella.
- Estáis muy guapa, esposa –Uno de sus
dedos toscos acarició su cuello y bajó por su escote hasta su pecho.- Parece
que hasta os han crecido las tetas jajajaja –dijo pellizcándole un pezón.-
Cersei
dio un respingo pero se mantuvo callada, no era capaz de articular palabra.
El
hecho de verla acobardada acabó de excitar a su marido, la agarró por la muñeca
y la arrastró hasta el lecho, la echó encima de él y se abrió los pantalones.
Sin besarla tan siquiera le subió el vestido y de forma violenta rompió sus
enaguas, instintivamente Cersei se protegió la barriga con las manos.
- ¿Qué haces? No voy a pegarte, mujer, a
menos que lo merezcas. Llevo muchos días sin tocarte, compláceme y todos
estaremos contentos.
Se
tumbó sobre ella y sin más la penetró. Ella notó un dolor sordo y lanzó un grito.
Al momento lo reprimió, mas no fue por miedo a que el rey la pegara, fue por la
degradación, por el pudor de que Jaime la pudiera escuchar.
Trató
de buscar el lado positivo de aquello para no volverse loca. Si de verdad
estaba embarazada de su mellizo, cuanto antes yaciera con Robert para que todo
el mundo creyese que la preñez era de él, mejor. De todas formas serían unos
pocos días, en seguida volvería a cansarse de ella y buscaría a las putas de
Meñique. Cerró los ojos y sin pretenderlo imaginó que estaba en el mar Ocaso,
el mar de su niñez.
Cuando
su marido hubo terminado se quedó dormido como era su costumbre. Ella aprovechó
para levantarse a lavar cualquier resto que quedara de él en su interior, una
risa sarcástica le sobrevino cuando al hacerlo pensó lo diferente que era
cuando se acostaba con Jaime, entonces, cuando él había terminado, a ella le
gustaba acariciar su propio sexo con los dedos para oler a él.
Se
secó y se puso un sencillo camisón carmesí con dorados leones rampantes bordados
de forma delicada en el cuello. Al salir a la terraza y recibir los últimos
rayos que el sol regalaba al día, se descubrió pequeños cardenales alrededor de
los pechos. Trataría de que su hermano no se los viera. Suspiró resignada y apoyó
los brazos y la barbilla sobre la balaustrada de piedra. Contempló los techos
de la ciudad que se extendía a sus pies y susurró para si.
- Algún día te mataré.
Continuará
…
Vida de una reina.
Fan fic basado en canción de Hielo y fuego.
Los personajes y lugares son propiedad de G.R.R.Martin
Ropadeletras. Agosto 2013.
Nota
de autor:
Según
aparece como referencia en Festín de Cuervos, Joffrey Baratheon fue concebido
Por Cersei y Jaime en Piedraverde, en la isla de Estermont, ubicada en la
tierra de las Tormentas.
Se
dice que allí Robert engañó a Cersei con una prima suya y los mellizos
engendraron a su primogénito. El clásico “ojo por ojo”. Lo que sucede es que
para el devenir de los acontecimientos en mi historia, a mí me venía bien
modificarlo, y como esto es un fic y al maestro Martin de igual modo no le
gustan, pues yo lo cambio y “Santas Pascuas plin”.
Hasta
el próximo capítulo, cíber lectores. Muchas gracias.
6 comentarios:
Menudo regreso ha tenido Robert... ya está haciendo de las suyas al obligar que Jaime custodie los aposentos y así escuche cómo se acuesta con su hermana. Aunque como bien piensa ella, le viene que ni pintado para esconder su infidelidad. Así que esta vez, la victoria se la ha llevado ella, jajaja.
Gracias por leerlo!!!!! Gracias por comentar!!!! :DDDDDD Ay que contenta.
Oye, aprovecho para decirte dos cosas por si lees esto. El otro día no te dejaba comentar en apariencia, porque a partir de los 10 días de publicación de un post tengo que moderarlo, antes de ese plazo no.
Y otra cosa. Donde has leído "Leche de la amapola", era "Té de la luna". SÚPER ERROR!!!!! AINS!!!!! Ya está corregido.
Beso.
Cristina xDDDDDDD
La verdad es que da pena esta mujer... Muy buen capítulo, me gusta cómo expresas los pensamientos y sentimientos de Cersei :3
Gracias por leerlo, nena, y por el comentario también.
Si he conseguido que tú, que tenías cierta reticencia hacia Cersei, sientas empatía con su pena, me doy más que satisfecha con el fic.
Se puede ser muy puta, en el sentido de cabrona... Hay veces que se tienen varios por qué.
Gracias de nuevo.
Cristina :D
Aquí Robert da asco *_* Pobre Cersei (no puedo creer que esté diciendo esto xDDDD9 Nunca sabremos en realidad lo que pasaba porque siempre tuvimos la versión angelical de Robert imaginada por Ned.
Me ha encantado el capi. ^^
"Algún día lo mataré" Ejem ^^
I need more!!! ^^
Mira, el Robert angelical me lo paso por el forro, jajajajaja... ¿Hablamos del borrico que se obcecó con Lyanna y mató a Rhaegar y la lió pardísima en Poniente? GÑE para él.
Que yo sé que Cersei tiene lo suyo, vamos a ver, pero hostias que ha tenido un destino difícil esa señora.
ME ENCANTA QUE TE GUSTE. GRACIASSSSS.
Gracias por leerlo y por comentar, de verdad.
Haría bien en matarlo, ejem... Guiño codo guiño... frunzo el ceño ;)
Cris.
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