El primer cuento me giró, *plas* descolocada, ahora respira. 'Historia de un amor', qué bonito, qué divertido, y que punto más triste de fondo, todo junto. Si era la intención del autor, muy chula la metáfora (me atrevería a asegurar que sí si a día de hoy tuviera ganas de jugármela); si no lo era, me gusta hasta donde te lleva a imaginar. Está bien que quien escriba quiera que pienses.
A partir de ahí, más historias, la cotidianidad más brutal con giros a un lenguaje y unos modos propios del mismo Sade o Balzac.
Y original, no me esperaba algo así.
Empecé a leer a Quim Monzó en Twitter; me preguntaba "¿y este quién es?" (vale, sí, no tengo perdón del niño Jesús, no importa, ya no).
Los Reyes Magos me trajeron sus 'Ochenta y seis cuentos', en la medida de lo posible había que poner remedio a mi falta, y me alegra que ocurriera, me está gustando mucho. Me tiene con el ceño fruncido pensando "hostia, tú, ¿cómo se le ocurren estas cosas al pavo?", jajaja, la vida no deja de sorprenderme.
Además son cuentos rápidos, te los lees como se comen las pipas, sin darte cuenta; ideal para antes de dormir, para esperar en el andén del metro, o para beberte un par de ellos con un relaxing café en la Plaza mayor, o en Lavapiés, incluso en el Retiro (aquí recomiendo llevarse el Starbucks o el termo).
Este libro es el último de la tacada navideña (de los que llegaron como una sorpresa a mi vida porque ya era su momento). Después tiraré de nuevo a Sade o a Dickens, todavía no lo sé; por el momento aún me queda un rato de disfrutar las páginas que tengo entre manos, y no será el último que lea de este escritor. Eso sí lo sé.
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