En mi inocencia pensaba que eran sólo los abuelitos híper asustados que vivían en aldeas, sin acceso a medios de comunicación ni redes sociales, y que cuando tenían suerte, en las noches sin tormenta de la montaña moviendo los cuernos de la televisión, conseguían sintonizar La 1 y La 2. ERROR. Va a ser que no.
Estas semanas de atrás me he encontrado con dos ejemplos que han servido para despejar un poco mis dudas.
El primero, el más sangrante y difícil de digerir, lo vi la semana pasada viniendo de hacer la compra del Ahorramás. Si no lo hubiese presenciado me hubiera costado creerlo. Caminaba por la acera cuando comencé a escuchar una conversación de política entre dos señores mayores. Cuando ya casi los había sobrepasado uno le dijo al otro - "la única posibilidad que tenemos de que gane bien el PP es que la ETA pegue un petardazo"-; me quedé de piedra, me dieron ganas de insultarle, pero no lo hice, para qué. Alguien que con tal de salirse con la suya desea que una banda terrorista que hace años proclamó el alto al fuego vuelva a matar, no merece nada. Sentí pena y asco. Seguí mi camino contando hasta cien.
El segundo caso se queda en nimiedad después de esto, aún así es casi más gráfico. Hace un par de días, mi padre hablando con un amigo suyo le preguntó a quién iba a votar, el amigo le dijo que al PP y mi padre le dijo que no entendía por qué con todo lo que se sabía que han hecho (hablamos de Madrid, no del pueblo perdido en la montaña sin twitter ni facebook ni cobertura). Su amigo le dijo que bah, que ya lo sabía, pero que no le importaba porque con estos había seguridad y certidumbre (la palabra que casualmente le escuché anoche en el debate a Mariano Rajoy en su minuto final); dijo que los nuevos no se sabía qué iban a hacer, que le daban miedo. Este es el nivel.
Qué pena la ignorancia y el miedo.
Y yo que me preguntaba quién sigue votando al PP, un partido que escribe un tuit en el que dice:
Aunque no nos sigas y no lo digas, vótanos.
...
Y yo que me preguntaba... Y ahora ya lo sé.
Cristina Solano.
ropadeletras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario