Mi coche y yo somos casi uno, como "Christine" de Stephen King sólo que sin asesinatos y ese halo de misterio del autor, pero tenemos nuestro aquel.
Nos hemos ido juntos a Ávila, Alicante, Cádiz, Ibiza, Santander, Cuenca... Lo hemos dado todo con lo que sabíamos y podíamos.
He vivido siete mil momentos súper importantes a su lado; y en él, he montado con gente que formará parte de mi vida y de mi historia para siempre.
Ya no tiene ni CD ni altavoces, me los han robado demasiadas veces y ya me he rendido en ese sentido.
Mi coche tiene matrícula de Madrid, y puede que por eso un poco también, lo aguante todo.
Se ha roto unas cuantas veces, ya tiene años. En algunas ocasiones, mucho... Siempre se ha arreglado, hasta cuando parecía imposible.
La última le ha salido muy cara, casi mil euros... y lo más tragicómico es que el espejo retrovisor del copitoloto, sigue roto. No importa, ya sólo le queda eso para haber vuelto a salir de otra. Con sus cicatrices, pero entero.
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