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martes, 3 de septiembre de 2013

Quintales


Miranda y la tempestad.
J.W.Waterhouse


Hay días en los que la vida pesa quintales. Hay días en los que te paralizas un poco y no sabes hacia dónde tirar, hoy es uno de esos. Un día de tempestad.

No me acuerdo quién dijo que "la vida cambia en un segundo", tenía razón.

Puede que ahora mismo no esté demasiado lúcida, llevo cinco días sin dormir más de cuatro horas seguidas, así que os agradecería que no me echéis demasiada cuenta. 

El jueves por la tarde noche me sentía feliz, había venido de mi pueblo con las pilas cargadas, había tenido toda serie de encuentros y conversaciones que habían hecho que la luz se encendiera en mis chichas y en mi alma, había estado publicando cosas en el blog de las que por primera vez en meses estaba medio orgullosa, y entonces todo cambió en un whatssap... La tecnología es maravillosa, pero a veces también es un poquito puta mierda (cada vez escribo más palabrotas).

Me habían dicho algo tan bonito, que hasta pataleaba en la cama sonriente; después, por avatares del destino que no vienen al caso, la realidad me dio una hostia de esas de las que tardas en recuperarte, que te recuperas, pero un rato largo te deja tonto. No dormí demasiado. Quería que todo fuera un error, suplicaba a la vida que... bah, da igual, suplicaba. 
El viernes por la mañana todo fue a más, como en esas obras de teatro donde el prota empieza desde un punto en el que se desmorona todo sin que se lo espere siquiera y ya sólo va a peor. Esa noche tampoco pegué ojo.

Desde entonces los días se han hecho un poco demasiado largos. He tratado de mirar hacia delante, de continuar con normalidad con mi vida... no me está dando mucho resultado; ha llegado pues el momento de parar y resetear.

No quiero dejar de escribir, esta vez no, por más que sienta que no hay calidad en mis palabras tengo que seguir intentándolo, volver a levantarme, volver a ser yo. 

Y también creo que tengo que dejar las redes sociales un ratito, he pensado incluso desinstalar el twitter, el Facebook (que no uso) y el whatssap del I-Phone; he estado a punto de hacerlo varias veces en estos días, pero una especie de cobardía estúpida me frena cada vez que el teléfono me pregunta si estoy segura de eliminar. No sé nada ya, bueno, casi nada que algunas cosas sí. 

Mi terapeuta dice que lo que pasa conviene, a eso me voy a agarrar para seguir caminando. Lo positivo de todo esto es que siempre me sentó fenómeno la languidez francesa rollo "La dama de las camelias", algo aprovechable tenía que sacar.

... Hay días en los que piensas hasta en retomar los vicios de antaño, no lo voy a hacer, que me ha costado mucho dejarlos... y después de la tempestad siempre llega la calma, esto, es de lo que sí sé.

Que tengáis el mejor día del mundo ciberlectores. Un beso grande.


ropadeletras.

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