Caminante no hay camino,
se hace camino al andar...
(de Antonio Machado, sí, pero lo cantaba Serrat)
Esta noche, después de cenar pescado al horno con patatas, bueno, ha sido después de otra cosa. Pero el caso es que, con las mandarinas, he tomado una decisión vital; que requiere una acción muy valiente... Probablemente una de las más valientes que he tomado en los últimos tiempos. Y hablo de muchos meses atrás:
"- Tomar plena conciencia de la realidad de mi vida. Aceptarla como es. Despedirme con todo el amor del mundo, pero de verdad... De todo. Mirar para adelante y poner pies en polvorosa... Pero no como una huida, sino como un trascender"
Ya, ya no puedo esperar, rezar o anhelar más. Lo que hay es lo que hay y ya no voy a soñar con que cambie, es que ya no voy ni a desearlo... Si hay que llorar "enmorecía", pues se llora, que ya se me pasará, todo se pasa. Pero es que tengo que protegerme a mi, mi alma y mis sentimientos; ya hemos quedado que una cosa es el dolor y otra el sufrir. Al final nunca sabes que es mejor... Por eso esta noche digo de verdad:
(Que me gustaba a mi la imagen y la metáfora que representan para este post)
... Y al volver la vista atrás
se ve la senda
que nunca se ha de volver a pisar...
;)
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