El tenía 32, ella 37. Estaban en la plaza Mayor, cuyo empedrado se reflejaba a la luz de la luna. El envolvía la moneda divertido, ella le miraba excitada.
"- Y ¿para qué quieres hacer eso León?
"- Mola, es como robar"
Cuando acabó de plastificar los 0'20 céntimos, lo cierto es que sí tenía el grosor parecido a un euro.
"- Ahora la metes y te sale el regalo"
León, introdujo la moneda en la ranura gastada de la máquina y de inmediato, esta se atascó. El chico levantó la cabeza, con la misma cara, de un niño al que le sale mal una travesura.
"- Corre"
Fue lo único que le dijo y le dio la mano a ella, que mientras corría a su lado hacia el garaje, no podía parar de reír.
A veces la vida, hacía fácil el ser feliz.
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