Este ático está en la Pza del reina Sofía
A estas alturas del partido de Quidditch, se que una ya no puede engañarse...Tampoco quiero.
Se que los problemas y los duelos no desaparecen por cambiar de sitio. Lo bien o mal que estés, te lo llevas donde vayas. Las cosas no se solucionan tampoco con una varita mágica fabricada por Ollivander o Gregorovitch... Una auténtica lástima desde mi punto de vista por otro lado.
Si esta noche, me tocaran un cerro de cuartos en la lotería... No cambiaría nada, pero lo difuminaría todo, al menos un rato, el cachito en que:
Me independizaría de mis padres de nuevo, me compraría un piso en los Austrias con terraza, trastero y plaza de garaje. Me distraería amueblándolo en el Corte Inglés (que yo soy muy provinciana) y en Habitat; sin pisar siquiera IKEA... Me matricularía en el CEU... Y saldría más por las noches y hasta me pegaría algún homenaje, que me hace mucha falta dejar la vida de Santa Teresa de lado.
A ojo, ganaría unos seis meses a la vulnerabilidad... más o menos.
Pero luego, tendría las mismas cosas que tenía en el alma y el coco antes y no hubiera sanado dándole el espacio que necesita...
Sería lo mismo sí... Pero lo llevaría con otra paz, esto también te lo digo. Con más calma y con todas las luces encendidas y las puertas abiertas y la Niña de nuevo subida conmigo en el chaslongue...
Bueno, vete tu a saber que es mejor. Nada ocurre por accidente ¿no?. Está bien pues.
Y mientras... Seguir creyendo en una y en que siempre existe la posibilidad de todo en cualquier cosa y en menos que se coge la snitch dorada... Y yo además, como la Naranjo, decido y vivo en libertad... Aunque me aten.
;)
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