Hoy ha pasado una cosa, que ha cambiado mis planes... En realidad empezó a pasar anoche, o antes, no estoy segura. En los últimos tiempos es que no ando segura de casi nada. Pero esto, ahora mismo, da igual.
El caso es que yo tenía pensado recomendaros un libro para la mañana del sábado, que me lo han regalado esta semana (muchas gracias por el) y ando leyendo en el tren.
"Tres metros sobre el cielo". Es un betseller de esos, que todo el mundo ha leído y a casi todo el que lo hace, le gusta.. A mi me está molando la verdad, quizás demasiados adverbios, no sé que diría Stephen King; pero yo ahora le entiendo, aturullan. Me estoy convirtiendo en una huidora del "-mente", ja ja ja. No pasa nada. El libro está muy bien de todos modos.
Habla de amor. Estando como estoy (superando y eso), parece que la vida y el destino quieren jugar conmigo o decirme algo, me la sopla un poco la verdad. A estas alturas, o me ponen un luminoso de los de aterrizar aviones, o me pispo de bien poco... Que no es solo por el libro eh.
Que llevo una semana, escribiendo post de encargo para San Valentín (regalos, viajes, decoración...). Tu verás, estoy como las maracas, hablando sin parar de quererse... Y aun me quedan dos artículos más, para este finde... Aaaaaahhhhh!
Bueno, el caso, que las cosas se han modificado y os voy a explicar por qué. Vamos al principio del mini shock.
Anoche, antes de acostarme, decidí hacerme una sesión de Reiki. Porque a veces cuando lo haces y te duermes, a la mañana siguiente tienes alguna indicación de la vida, que te ayuda.
Puse a "cargar" la batería de la cámara, con más fe que otra cosa, por si aguantaba y me dormí. Me he despertado a las 03:52, a las 05:45, a las 06:20, a las 07:50 y cuando ha sonado el despertador a las 08:45, no podía con mi alma.
He mirado la batería de la cámara, no había cargado. Tengo la sensación de que ella también ha muerto. Así que de ahora en adelante (hasta que se arregle o no), no sé como va a ir lo de las fotos en el blog, las de hoy, las tenía de ayer, que las hice para lo de la recomendación literaria. Igual. Que más da. A la espalda.
Me he tomado un café, he dado de desayunar a la "Niña" en lo que me duchaba, luego le he dado una vuelta irrisoria al barrio y me he ido a iniciar otro día camino de Madrid.
Y aquí ha comenzado el "suceso" en si mismo.
Cuando he subido al tren, aun no había mucha gente, me he sentado junto a la ventana, he sacado el libro y me he dicho: "- Por lo menos hace sol"... En ese momento, justo antes de cerrarse las puertas, ha entrado un señor (unos 40 años, alto, sucio, flaco) y se ha sentado a mi lado. Olía un poco mal... "- Bueno, no importa, me he dicho", mete la cabeza en el cuello del vestido y sigue a lo tuyo.
No llevábamos ni dos minutos de camino, cuando ha sacado una bolsita blanca pequeña. "- Oh, oh, problemas", he pensado. La ha abierto y dentro había una roquita blanca, que he visto con el rabillo del ojo, no me atrevía a mirarle. Yo creo que era coca, no lo voy a jurar por Dios, pero es lo que me ha parecido más probable.
Después, ha sacado su cartera y un cigarro. Ha echado un trocito de la roca encima de la superficie de la billetera y lo ha machacado hasta que se ha hecho polvo. Lo ha alineado, ha lamido el cigarro y lo ha untado por encima. Vamos, que yo diría, que se ha hecho un nevado.
El me miraba de vez en cuando, pero yo hacía que no me daba cuenta, aun así me he leído dos páginas sin saber que ponía en el libro. Lo de mi lado, era más fuerte y más verdad.
Y entonces, con todos sus huevos, se lo ha encendido el nota, aquí han empezado a voltearse cabezas, supongo que por el olor, pero nadie ha dicho nada. Ni yo tampoco. Solo me faltaba un día en Madrid, triste y con los hocicos rotos. He tragado humo de cocaína hasta San Fernando que se le ha acabado. He pasado el resto del viaje, con ese olor clavado en la nariz, a la altura de los ojos.
Cuando he llegado a Atocha y me he bajado del tren. Me he echado a llorar, como si fuera una película de Almodóvar, en la que la prota se rompe y entonces pasa algo maravilloso, pero no ha pasado nada más...
Pero he llorado pancha como un ocho para desahogarme, eso sí. Paso de reprimirme más. Es lo que hay... ¿Qué es esto?, ¿en qué se ha convertido todo? ¿qué hago para modificarlo? ¿dónde está la beca de la vida?... Pufff, ni idea, muchas preguntas tan temprano y medio drogada (o al menos, abobada).
Ya no sé si hay que hacer más, si parar de moverme a esperar a las golondrinas, rendirme a la vida, que es más grande que yo... No tengo idea. Lo que sí me he preguntado es: "-¿Esta es la respuesta del Reiki?". Vaya, no voy a decir que no de todas todas, pero ¡la pucha! Tampoco lo creo.
Lo que sí. Pues he cambiado un poco la idea del post claro. Os hablo del libro, pero os hablo de mi. A lo mejor era lo que me tocaba hoy, en vez de tapar contando de la obra de Federico Moccia. Que tiene mogollón de valor vaya, no solo por entretener a medio mundo, sino porque el pavo tenía tanta fe en si mismo, que empezó autopublicándose y luego la gente empezó a fotocopiarse la novela porque estaba agotada la edición y ahora ha escrito una segunda parte y todo...
Espera ¿es esta la respuesta?... Pues en este momento, estoy tan en shock, que ni lo noto. Igual, preferiría si es esta, haberlo visto de otro modo. En fin. Tampoco es tan importante. Ains! que me estoy haciendo una pasota.
Buen sábado familia de la red
Ser muy felices. Todo lo que podáis.
Y si os ape, bichearos el libro.
Muack.
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