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domingo, 10 de abril de 2016

Vegetarianos y #NotTested



Si me preguntan que por qué soy vegetariana diría que fundamentalmente porque los animales son amigos y yo pienso que un@ no se come a los amigos.

Los animales tienen alma; yo miraba a los ojos de mi perra y sabía que la tenía, pero también pasa con animales más pequeños.
Tengo un pajarito que se puso malo hace como un mes, un día al levantarme e ir a saludarle lo vi tumbado en el suelo de la jaula con la cabeza ladeada, se estaba muriendo, pobre Roro...



Historia de Roro.

Nosotros teníamos un pájaro, se llamaba Harry por Harry Potter. En verano mis padres se lo llevaban al pueblo, un día tuvieron que volver para hacer unas gestiones, era poco tiempo y para no andar mareando al animal se lo dejaron a mi tía. Mi tía se fue de vacaciones en ese entretanto y se lo dejó al criador. Cuando mis padres volvieron y fueron a recogerlo ya no les devolvieron a Harry, les dieron a un sustituto (ellos decían que era el mismo pájaro pero era mentira, uno conoce a su mascota aunque sea pequeña). Mis padres, que ya querían al otro pájaro y no a este, se lo regalaron a mi tía cuando volvió. Mi tía se marchó de nuevo y esta vez nos lo dejó a nosotros para cuidarlo. Mi padre le siguió llamando Harry a este pero yo le puse Roro (Ron Weasley, alias Roro, es el mejor amigo de Potter).


Le fui cogiendo cariño al bichillo, cuando le hablas te contesta, hasta me ha curado el trauma con los pájaros y le meto la mano en la jaula y ni me hace nada ni se asusta de mí. Por eso, cuando se puso malo me preocupé mogollón, sufría por si le dolía. Le llevamos al veterinario, 50 eurazos, pero se ha curado. Ahora Roro es mío, lo siento por mi tía pero no tengo ninguna intención de devolvérselo.

Total: no como animales terrestres ni que vayan por el aire. Del mar ya los he quitado casi todos también, sólo aguanto con los mariscos, acabaré eliminándolos pero es que voy paso a paso. Un día le pregunté a mi madre si los langostinos tenían sistema nervioso central, ella, en su desesperación porque no sabe qué darme de comer, dijo sin siquiera pensarlo - NO-. Me reí y me lo creí porque quise, no me escondo. Los esfuerzos que está haciendo mi madre en este sentido son brutales y nunca podré agradecerlo lo suficiente ni pagarlo de ninguna manera, con nada.

Y la cosa no acaba aquí, esto, como todo, va a más, y ya he llegado a la parte del proceso del #NotTested y el #CrueltyFree en higiene y cosmética; ¿con qué valor voy a permitir que dejen ciego a un conejito para que yo me pueda echar una antiarrugas? Por eso en casa nos hemos pasado a Babaria. Cremas, las suyas y también las de Himalaya, y para cosmética en general he cambiado Clarins, Dior y Shiseido por Body shop.

Cada un@ ha de funcionar con arreglo a sus propias ideas y conciencia, y está bien así. La mía, la que me permite irme a la cama tranquila y dormir de tirón por las noches, es esta.

Feliz día.

Amiguis








A:
Tía, los tampax pearl son tan guays que mola
hasta metérselos.


B:
Tía eres muy bruta. Hay que tener cuidado
con lo que te metes ahí...


A:
Prueba con el super y luego me lo dices.


B:
Estás fatal...



Continuará...




En el chichi NO.

Mi amiga Ana tiene un cenicero en casa, en realidad tiene varios (inciso: fumar es malo no hace falta que yo te lo diga), pero con la forma del cuerpo de una mujer asiática desnuda sólo uno, este.

Lo había usado mil veces antes porque es mega cómodo incluso en posición horizontal con él descansando en tu vientre, lo adoro en las noches de verano. Hasta que un día al limpiarlo me empezó a entristecer hacerlo. Las partes donde se apagaban las colillas eran siempre las mismas: los pezones y el chichi.

No soy una persona que se pase el día denunciando actos machistas ni el poder del patriarcado, trato de no encolerizarme porque no daría abasto; sin embargo cuando tuve que esforzarme en sacar restos de ceniza de su chochete me sentí triste. Entonces empecé a fijarme en cómo la usábamos. No me gustó nada.

Una mujer desvestida y sentada en una especie de bañera redonda a la que le queman las puntas de los pezones como concepto me parece desgarrador. No he visto a nadie hacerlo con inquina o violencia y no obstante, cada vez que observo ahora cómo aplastan un cigarro entre sus piernas me siento fatal; y me concentro en el espíritu de esa mujer que aunque no exista está representada ahí, en ese agujero por donde sale y entra vida y sólo pienso "NO, NO, EN EL CHICHI NOOOO", y me llevo la mano al mío inconscientemente y me aprieto y me imagino lo que tiene que ser que te apaguen ahí las colillas... a lo mejor esta no era la mejor palabra; bueno, da igual.
El caso es que se me ha creado un poco un trauma, por el significado que le saco a todo esto. Nunca he visto un cenicero de un hombre desnudo, si lo hubiera y alguien lo estuviese utilizando en este momento yo me pregunto si apagaría los pitillos en los genitales de la figura o lo rasparía con la tableta de abdominales. Difícil saber si algo es verdad cuando sólo invento.

Hace un par de meses que por honestidad conmigo misma me negué a usarlo más, y a mi amiga Ana la tengo la cabeza loca cada vez que lo coge. Con suerte, algún día la dejamos limpita y sólo de adorno, lo rellenamos con un poco de agua y le ponemos una margarita cortada a modo de nenúfar. Y como en casi todo tiene que haber un punto donde digas "hasta aquí", entonces ya no me pararé a pensar si en ese caso la tenemos de mujer florero.