El universo conspira a tu favor

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domingo, 10 de abril de 2016

En el chichi NO.

Mi amiga Ana tiene un cenicero en casa, en realidad tiene varios (inciso: fumar es malo no hace falta que yo te lo diga), pero con la forma del cuerpo de una mujer asiática desnuda sólo uno, este.

Lo había usado mil veces antes porque es mega cómodo incluso en posición horizontal con él descansando en tu vientre, lo adoro en las noches de verano. Hasta que un día al limpiarlo me empezó a entristecer hacerlo. Las partes donde se apagaban las colillas eran siempre las mismas: los pezones y el chichi.

No soy una persona que se pase el día denunciando actos machistas ni el poder del patriarcado, trato de no encolerizarme porque no daría abasto; sin embargo cuando tuve que esforzarme en sacar restos de ceniza de su chochete me sentí triste. Entonces empecé a fijarme en cómo la usábamos. No me gustó nada.

Una mujer desvestida y sentada en una especie de bañera redonda a la que le queman las puntas de los pezones como concepto me parece desgarrador. No he visto a nadie hacerlo con inquina o violencia y no obstante, cada vez que observo ahora cómo aplastan un cigarro entre sus piernas me siento fatal; y me concentro en el espíritu de esa mujer que aunque no exista está representada ahí, en ese agujero por donde sale y entra vida y sólo pienso "NO, NO, EN EL CHICHI NOOOO", y me llevo la mano al mío inconscientemente y me aprieto y me imagino lo que tiene que ser que te apaguen ahí las colillas... a lo mejor esta no era la mejor palabra; bueno, da igual.
El caso es que se me ha creado un poco un trauma, por el significado que le saco a todo esto. Nunca he visto un cenicero de un hombre desnudo, si lo hubiera y alguien lo estuviese utilizando en este momento yo me pregunto si apagaría los pitillos en los genitales de la figura o lo rasparía con la tableta de abdominales. Difícil saber si algo es verdad cuando sólo invento.

Hace un par de meses que por honestidad conmigo misma me negué a usarlo más, y a mi amiga Ana la tengo la cabeza loca cada vez que lo coge. Con suerte, algún día la dejamos limpita y sólo de adorno, lo rellenamos con un poco de agua y le ponemos una margarita cortada a modo de nenúfar. Y como en casi todo tiene que haber un punto donde digas "hasta aquí", entonces ya no me pararé a pensar si en ese caso la tenemos de mujer florero.


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