C: Hola
O: Hola flaca, soy Oriol
C: Ya, hola ¿qué tal?
O: Bien, bien ¿y tu?
C: Bien
O: Me alegro. Te llamaba para ver si te apetece tomar un café o un algo.
C: Pues...
O: Quedar un rato
C: Pues... No Ori. Gracias
O: ¿No?
C: No, mejor no
O: ¿Por?
C: ¿La verdad?
O: Sí, claro
C: Ufff. Pues, porque cuando te conocí se paró el tiempo como nunca me había pasado antes... y luego, se me rompió el corazón, como ya me había pasado otras veces. Después, tuve que fingir un montón que se había recompuesto, hasta que se recompuso de verdad. Y ahora, que ya lo he superado, no quiero dar pasos atrás y volver a tener que escarmentar. Por eso.
O: Joder... Siempre has dicho las cosas de una manera.
C: Siempre te he hablado con el corazón. No sé hacerlo de otro modo.
O: Ya, ya, pero...
C: Pero a ti te incomoda, ya. Siento que sea así.
O: No, si no.
C: Bueno.
O: Bueno, pues... Entonces nada, ¿no?.
C: Cuídate mucho Oriol.
O: Y tu. Hablamos ¿vale?
C: Sí. Hablamos. Un beso. Adiós.
O: Un beso guapa.
Tu tu tu tu...
C: Te quiero Ori.
Y no hablaron más.
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