El universo conspira a tu favor

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domingo, 5 de junio de 2016

Las flacas son el demonio, el Zara, el triptófano y otras reflexiones del montón.



Ay, que estoy rara, que a días estoy agotada y me pongo criticona, que a ratos estoy contenta y a ratos se me alejan a lo infinito los horizontes. Mucha culpa ha sido por lo del triptófano lo sé, que un día conocí a una médica que estudiaba las enfermedades y me dijo que si no comía pollo necesitaba triptófano para no deprimirme, que lo contenía la alga espirulina y que era indispensable. Me asusté; 11 euros de mi corazón en las pastillas que me hicieron efecto rebote y me quitaron las ganas de vivir, las acabé dejando porque además son diuréticas y como yo sólo tengo un riñón lo llevaba al borde de la explosión constantemente.

También ando medio tristona últimamente porque duermo poco con el gatete bebé, Jon duerme a ratos y todo el rato demanda comida y juego (ahora mismo le estoy esquivando mientras escribo, le fascina ver como se mueven los dedos... y el ratón de la pantalla... y una pelusa que le pase por delante), no quiero ni imaginar lo duro que tiene que ser el ser madre y no poder dormir, que a un bebé hay que echarle cuenta sí o sí.

Otra razón para mi melancolía (madre, de escribirlo todo no sé si me da más bajón o me siento lerda absurda, da igual, para esto era este blog y aquí también me acabé autocensurando), es que últimamente he visto en twitter mogollón de gente faltando a las flacas; de base lo de que somos enfermas, eso ya ni afecta. Hasta he llegado a leer que nuestros cuerpos dan asco y que tenemos que follar fatal porque todo el rato clavamos huesos... Pues ya os digo que es una mentira, que a mí se me da fenomenal y además tengo mazo de flexibilidad. Yo no sé si tanto asco damos por qué la gente se pasa la vida a régimen.
Además, que lo de que mi físico mole o no va por épocas ¿yo que culpa tengo? Cuando las mujeres del barroco me habría ido fatal, cuando las del románticismo francés muy bien, así va esta vaina. En fin.

Esto es el grueso, pero ha habido más cosas.


 Si tuviera que buscar una foto que definiera estos días
como me siento sería esta.
Así de mona y de bien vestida también.


PD: Nunca del Zara, hace unos seis años que dejé de entrar a esa tienda,
no compro en un sitio donde más allá de cómo se produzca, que ya es
chungo, además me tratan mal.



También he tenido escapadas.

 Mi eje, mi día a día, mi plano sin "vodafone",
mi centro.



Y todo el arte de Lavapiés.





Y ahora el Péndulo:


Empecé a leerme El péndulo de Foucault por Josep Lapidario, y... y... Y lo he dejado, no sé muy bien cómo explicarlo. El artículo era cojonudo y los temas que me mostraba del libro me interesan tanto que me sedujo, allí que me fui a comprarme una copia de segunda mano para por si acaso, el inconsciente ya me decía algo; no era mi momento. En la primera página ya se me empezaron a acumular las referencias que desconocía, yo quería buscarlas todas, y paraba a apuntarlas en la moleskine, y paraba y volvía a parar y no avanzaba y me sentía la más inculta del mundo. Luego me enganché a los libros antiestrés para colorear, necesitaba relajarme de la cantidad de curro que tengo últimamente. La aparición de personas nuevas en mi entorno, Jon Snow... Mucho en lo que invertir mi energía, tanto que ni escribo. Tanto que he tardado en leerme 360 páginas dos meses, y por ver qué me pasaba, cogí uno de Andrea Camilleri y el comisario Montalbano y cuando me lo leí en un par de viajes de bus decidí dejar El Péndulo. Es un buen libro, hay frases brutales, la historia mola, pero yo no doy de sí. Quizás algún día, but not today.


Voy a ir acabando. Señalar que sigo buscando papeleras para las colillas porque contaminan, hacen feo y no hay recursos para recogerlas.




Hasta que volvamos a olernos.

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