El universo conspira a tu favor

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domingo, 30 de mayo de 2010

Memorias de una... Capítulo 8



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La otra y yo casi no intercambiamos palabra. También, a ver, de qué va a hablar una; tampoco es: “que yo sepa”… el sueño de la vida de nadie, trabajar de recepcionista de una casa de muchachas de reputación dudosa, por muy de alto standing que sea esta...

Vaya que creo que es algo que, “directamente”; nadie se plantea nunca en ningún caso. Bueno… a no ser que se sea una mujer básicamente desesperada. Y es que amigas; la desesperación es una cosa bien cabrona, que a veces envuelve y difumina la “vida real” de una, que se lo digan a la Britney... O a tantas otras.

Total que la otra y yo ni nos hablamos, que yo me extiendo mucho en ocasiones, me lo digo: "- Pe, frena"... Pero no freno.

Ella, ya lo he dicho, estaba antes, así que pasó primero, y estuvo como unos 5 minutos nada más, vamos bien. Después pasé yo, y ahí entendí el recelo y la prontitud en marcharse. No pegaba mucho en ese sitio, menos aun que yo en cualquier caso, que yo pegaba ya bien poco (esto me viene pasando en cualquier sitio; de toda la vida, pero ellas no lo sabían), creían que era periodista de algún reportaje de investigación de la tele, o… yo no sé… Luego entendieron que no lo era. Ni periodista, ni lo que “yo no sé”.

La jefa de la entrevista llevaba unas gafas de ver de Valentino, y un traje de pantalón y camisa, de seda azul “cosmiquè”. Era de estatura media, y tenía “a ojo” una talla 42.

Estaba morena para la época del año; y fumaba sin parar –tenía como 5 paquetes de tabaco abiertos a la vez, de diferentes marcas-

Me explicó de forma muy idílica que yo sólo tendría que coger el teléfono; que no vendíamos sexo, sino tiempo de calidad, que el caballero repartía con la señorita como el consideraba oportuno. Bueno… Y que tenía que abrir la puerta si no estaba la encargada (luego supe que ella se iba a diario a las 21:00h, y no curraba ni fiestas, ni findes); apuntar los servicios en una hoja triplicada de caja –jamás se podía usar típex-, guardar el dinero (bajo mi responsabilidad), pagar gastos varios que surgieran con la cotidianidad del trabajo, “-¿Cuáles?” Me pregunté yo; ya lo supe después. Y pagar también a las señoritas.

Al acabar la jornada, hacer la caja en papel y ordenador… Osea tonterías si lo ves así en frío. Y me dijo que me aseguraban 1250 € netos al mes, los tres primeros meses, pero que ¡¡¡seguro!!! llegaría, a los 1400-1500 seguro ,absoluto, total… Y fácil… JAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!. Como andas desesperanzada, sin poder llenar la nevera, te engolosan con dinero neto y con opción de que este fuera: A ó B.

CONTINUARÁ…

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