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martes, 20 de noviembre de 2012

Jaime y Sansa: Capítulo II



La Cámara de la Mano
Cuando abrió los ojos, tuvo que reponerse del shock de ver donde se encontraba. Había estado muchas veces allí con su padre antes de... Antes de todo. Se llevó las manos a los ojos y se los froto mientras se estiraba y retorcía las piernas. Acto seguido, recordó la Sala del Trono y a Jaime Lannister dándole la mano para que se levantara, pero nada más.
Buscó con la mirada en la penumbra y le vió contemplando por la ventana la noche de Desembarco.
Desde la fortaleza roja se divisaba la ciudad y el puerto más grande de Poniente; su muralla rodeándola. El castillo Real, estaba ubicado, coronando la colina de Aegón, una de las tres de la capital. Debía ser la madrugada, pensó al ver la luz que se filtraba. Últimamente dormía poco.
Jaime se revolvió tratando de estirar la espalda, Sansa se asustó y se agitó bajo la manta con la que estaba cubierta; en ese instante, él se volvió y ella cerró los ojos de nuevo. Oyo su potente risa y sus pasos acercándose; se puso rígida al escucharlo.
"- Hola Sansita" -dijo él mientras echaba hacia atrás su capa-  Trató de estar lo más quieta posible, pero notó como se sentaba a su lado. "Abre los ojos Pajarito, se que estás despierta; son muchos años mirando a una mentirosa profesional y de ti aún no ha hecho ni una buena amateur, jajaja".
Ante lo obvio Sansa abrió un ojo y le miró arrugando la nariz; Jaime estaba deslumbrante cuando sonreía, y eso era pocas veces pensó, sobre todo cuando andaba con la madre de su Alteza Joffrey, siempre aparecía distante, enfadado, triste... Y tampoco la había hablado demasiado nunca. Se rindió y en silencio abrió el otro ojo. Clavó su mirada en él y entonces, se prendó.
Él cambió la expresión, notó algo extraño en los ojos de ella.

Mientras miraba por la ventana, esperando que despertara, había recreado mil veces lo sucedido en las últimas horas y no había sido capaz de sacarse de la cabeza, la cara de la muchacha con los ojos cerrados. La hubiera besado mil veces cuando echó a la criada de los aposentos y la recostó en el lecho; al arroparla, pero no se atrevió. No podía rozarla siquiera, porque entonces, ya no hubiese podido parar.
Se miraron un segundo los dos, en silencio, Jaime se acercó un milímetro a ella y en ese preciso instante, la puerta se estrelló contra la pared, dejando paso a Cersei delante de dos Guardias Reales. Encolerizada, bramó: 
"- ¿Jaime!"
Continuará
...


4 comentarios:

Athena dijo...

¡Cersei entra en escena, qué peligro!

Kahlan89 dijo...

Cersei ha llegado en el momento menos oportuno jajaja

ay...Jaime...

Adelante con el fic ;)

Norma dijo...

Ooooooh! :-)

Cristina dijo...

Gracias, gracias, graciasssssss. Me anima mucho que os mole y que os parezca interesante. Muero de alegría, porque lo estoy escribiendo feliz!!!!

Mañana cuelgo el capítulo III. Mil besos.

Y gracias por los comentarios.

Cristina <3